Arquitectura Pública en México: entre la intención social y la ejecución deficiente
Una evaluación crítica de las obras de AMLO y Claudia Sheinbaum
Por Studio Uno Arquitectura
En los últimos años, México ha sido escenario de algunas de las obras públicas más polémicas de su historia reciente. Las administraciones de Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum —ambas identificadas con un proyecto político de izquierda— impulsaron infraestructura que buscó presentarse como socialmente orientada, estratégica y transformadora. Sin embargo, desde una perspectiva estrictamente arquitectónica y urbana, la mayoría de estas obras plantea preguntas complejas sobre calidad formal, funcionalidad, costo real, sobrecostos, impacto urbano, transparencia y valor a largo plazo.
Este análisis, desde Studio Uno Arquitectura, busca aportar una crítica técnica que trascienda el discurso político y examine las obras por lo que son: proyectos arquitectónicos que deben justificarse en diseño, operación y costo-beneficio.
AIFA: función parcial, estética austera y una conectividad insuficiente
El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) es quizá el ejemplo más evidente del contraste entre discurso político y realidad operacional.
Si bien el edificio presenta una estética ordenada, industrial y coherente con una lógica de infraestructura militar, carece de una ambición arquitectónica mayor. No resulta un edificio deficiente, pero tampoco representa un avance significativo respecto a estándares internacionales.
Su mayor problema no es formal, sino urbano:
La conectividad con la zona metropolitana sigue siendo insuficiente.
Los tiempos de traslado desde el centro de la ciudad lo vuelven poco competitivo.
Las obras complementarias de acceso incrementan silenciosamente el costo total del proyecto.
El AIFA funciona, pero no resuelve el problema aeroportuario del Valle de México.
NAIM: la oportunidad arquitectónica perdida
La cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) representó la interrupción del proyecto arquitectónico más ambicioso en la historia moderna del país.
A diferencia del AIFA, el NAIM apostaba por una visión de diseño integral, una estructura innovadora y una experiencia espacial pensada para ser emblemática. Su cancelación implicó:
Pérdida de una infraestructura de alta capacidad.
Abandono de una obra con diseño de vanguardia mundial.
Costos hundidos y litigios aún no completamente resueltos.
Más allá de la discusión ambiental —que pudo haberse abordado con ingeniería avanzada—, la cancelación significó renunciar a la posibilidad de colocar a México a la altura de los grandes hubs globales. Desde la arquitectura, fue una renuncia al futuro.
Tren Maya: gran escala, pero sin unidad arquitectónica ni rigor en la planeación
El Tren Maya es un proyecto monumental con objetivos sociales y turísticos claros.
Sin embargo, su ejecución evidenció carencias profundas:
Ausencia de una identidad arquitectónica coherente en estaciones y edificaciones complementarias.
Cambios constantes de trazo y diseño.
Deficiencias señaladas por auditorías en gobernanza y documentación.
Impactos ambientales y arqueológicos que no fueron adecuadamente integrados al diseño.
El resultado es un sistema que opera, pero que no cumple con el estándar técnico y arquitectónico que una obra de esta escala requiere.
Refinería Dos Bocas: infraestructura sin visión urbana con costos crecientes
Como infraestructura energética, la refinería de Dos Bocas no aspira a una estética arquitectónica tradicional. Sin embargo, incluso dentro de la arquitectura industrial se evalúan eficiencia, claridad espacial, seguridad operativa y pertinencia económica.
El proyecto presenta críticas significativas:
El costo prácticamente se duplicó respecto al presupuesto original.
La documentación disponible es limitada, obstaculizando una evaluación técnica completa.
Su relevancia a largo plazo es cuestionada en un contexto global de transición energética.
Más que una obra técnicamente fallida, Dos Bocas parece una obra conceptualmente anacrónica.
Obras de movilidad de Claudia Sheinbaum: avances sociales con ejecución dispareja
Durante la jefatura de Gobierno de Sheinbaum se realizaron obras de movilidad como el Cablebús, el Trolebús Elevado y diversas intervenciones en corredores de transporte público.
Estas obras destacan por su intención de reducir desigualdades y mejorar la movilidad en zonas históricamente marginadas.
Desde la arquitectura y la ingeniería urbana, presentan luces y sombras:
Aciertos
Soluciones contemporáneas, claras y funcionales.
Buena integración de imagen urbana.
Alto impacto social en zonas de difícil acceso.
Problemas
Costos por kilómetro superiores a referencias internacionales.
Problemas de mantenimiento en ciertos tramos.
Falta de una estrategia de diseño urbano unificada.
En general, se trata de proyectos con buen enfoque social, pero ejecución técnica heterogénea.
El punto crítico: un proceso sin concursos, sin competencia y con mínima transparencia
La arquitectura pública en México se ha debilitado por la ausencia de procesos profesionales rigurosos.
En ambos gobiernos predominó la adjudicación directa, la falta de concursos arquitectónicos, los cambios de alcance durante la construcción y la escasa publicación de contratos y costos detallados.
Cuando se elimina el escrutinio, se elimina la calidad.
Y cuando se elimina la competencia, se elimina la innovación.
Las consecuencias son visibles:
Sobrecostos recurrentes.
Obras que funcionan “a medias”.
Arquitectura que prioriza la ideología sobre el diseño.
Falta de estándares comparables con las mejores prácticas internacionales.
Conclusión: México necesita arquitectura pública con rigor, transparencia y visión
La infraestructura pública debe durar décadas y mejorar la vida de millones.
Para lograrlo se requiere mucho más que voluntad política: se requiere planeación técnica, competencia profesional, concursos abiertos, transparencia contractual y una visión arquitectónica sólida.
Las obras del periodo reciente dejan una lección clara:
Una obra puede funcionar, pero eso no significa que esté bien diseñada.
Puede ser grande, pero no necesariamente bella.
Puede ser costosa, pero no justificarse.
Puede ser emblemática políticamente, pero irrelevante arquitectónicamente.
En Studio Uno Arquitectura creemos que México debe aspirar a obras públicas que honren su rica tradición arquitectónica:
proyectos que combinen estética, funcionalidad, viabilidad financiera y excelencia técnica.
Ese es el estándar que deberíamos exigir —siempre— a cualquier administración.
